Existen datos que indican que se están produciendo descensos significativos en las poblaciones de gorriones tanto de áreas urbanas como agrícolas a nivel mundial. En Europa han desaparecido ya el 63% en los últimos 30 años, ciudades como Londres, Ámsterdam o Praga han quedado prácticamente vacías de estos pájaros. En España, según la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife), el número de gorriones del país ha disminuido un 15 por ciento desde 1998 y continúa descendiendo, con datos tan preocupantes como la pérdida de 12 millones de ejemplares a lo largo de 2016. (cadenaser) En la Comunidad Valenciana, según un estudio realizado por el ornitólogo Enrique Murgui Pérez (1), el descenso en la última década alcanza el 70% (Levante). Parece que estamos perdiendo a los gorriones, como ya pasó en China hace 60 años (2), aunque por otros motivos.
Las causas de la desaparición en medio urbano son muchas y variadas dependiendo de ciudades, algunas de ellas son:
– La escasez de refugios donde anidar de las construcciones modernas.
– La disminución de zonas verdes / abuso de pesticidas en zonas verdes.
– La «limpieza excesiva» que limita el alimento disponible.
– El incremento de la contaminación producida por los vehículos.
– La competencia con palomas y cotorras invasoras / depredación por parte de especies invasoras (gatos abandonados normalmente, grave problema para aves, musarañas, lagartijas, anfibios e incluso quirópteros, todos ellos depredadores autóctonos imprescindibles en nuestros ecosistemas.)
– Las torres de telefonía, (la contaminación electromagnética reduce la productividad de los nidos, según British Trust for Ornithology de Reino Unido).
En áreas agrícolas, donde en principio la mayoría de las anteriores causas se dan en menor número e intensidad, las poblaciones también descienden: en muchas huertas el gorrión ya se puede considerar extinto como especie nidificante. José Antonio Gil Delgado, investigador y profesor del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva de la Universidad de Valencia estudió las parejas nidificantes en una parcela de 17 hectáreas de la huerta de Sagunto (Valencia), pasando de 114 en 1977 a ninguna en 2010 (3). (EL País.)
Las causas de este descenso en el medio agrícola parecen ser:
– Intensificación de los trabajos agrícolas,
– Escasa o nula roturación de tierras,
– Elevado uso de plaguicidas y herbicidas que eliminan los principales alimentos de estas pequeñas aves, desde semillas y bulbos a insectos, vitales en el periodo de reproducción (muy prolongado en esta especie, que sacará incluso tres polladas al año).
– Despoblamiento rural.
Pocos vertebrados han logrado adaptarse tanto a la vida junto a los humanos como el gorrión, el ave más extendida de todo el planeta, pero parece que los estamos perdiendo debido a varias de las transformaciones que hemos hecho en nuestro entorno inmediato durante los últimos 30 o 40 años.
Aunque este es un problema que deberá ser tratado a mayor escala, SEO/Birdlife nos ofrece algunos consejos para beneficiar a los gorriones locales:
– Para compensar la escasez de refugios que antes encontraban en construcciones y árboles viejos con huecos naturales podemos colocar cajas nido. La entrada debe ser de mínimo 3 cm. (ejemplo tienda) Un buen sitio podría ser un muro en una terraza tranquila, vigilando que no puedan acceder gatos domésticos. También se les puede dejar los restos de pan duro, grano o fruta en recipientes colgados a modo de comederos y disfrutar observando cómo se alimentan (ejemplo casero).
– Los bebederos para pájaros en el balcones o jardines pueden compensar la escasez de puntos de agua en ciudades (en la mía desparecieron las fuentes de los parques). Si ponemos un cuenco bajito y procuramos que siempre tenga agua aprovecharán para bañarse (siempre lejos del alcance de mascotas). Es importante que estos puntos estén controlados y el agua sea cambiada regularmente (mínimo una vez por semana) para evitar la proliferación de mosquito tigre, que prefiere este tipo de recipientes a las grandes masas de agua para reproducirse. Una limpieza con vinagre evitará la aparición de algas y mantendrá los bebederos higiénicos.
– Añadir plantas al balcón, terraza o jardín y evitar tratarlas con pesticidas químicos, les encantan las gramíneas, pero con cualquier planta autóctona atraeremos insectos muy necesarios para sacar sus pollos adelante (además si ofrecemos polen y néctar beneficiaremos varias especies de polinizadores, otros grandes perjudicados muy necesarios para el funcionamiento de nuestros ecosistemas).
Estas medidas no solucionan algunas de las causas mencionadas al principio, es evidente que en Reino Unido tienen mucha más cultura «pajarera», aman los pájaros (es raro el jardín que no cuenta con cajas nido, comederos y bebederos) pero aun así las poblaciones descienden, de modo que esto no parece ser suficiente y quizá deberíamos añadir más medidas, algunas que impliquen un cambio de mentalidad, como por ejemplo:
– Exigir parques y zonas verdes municipales libres de potentes pesticidas químicos. Muchas localidades están abandonando el uso del Glifosato (herbicida de amplio espectro) debido a la presión pública. Los huertos urbanos también pueden ser pequeños oasis de biodiversidad en las ciudades.
– Pasear, coger la bicicleta, compartir coche para ir a trabajar, usar más el transporte público. Nosotros respiramos el mismo aire que los gorriones, también es nuestro problema.
– Consumir más alimentos libres de pesticidas químicos. Existen grupos de consumo sin intermediarios donde los precios son justos. Recompensemos a los agricultores que se esfuerzan por reducir su impacto sobre el medio ambiente y nuestra propia salud.
– No adquirir especies exóticas, este no es su sitio. No abandonar nunca una mascota.
El hecho de que en unas pocas décadas ciudades y huertas puedan dejar de ser habitables para una especie tan exitosa como el gorrión debería ser interpretado como una señal o aviso de que quizá algún día también podrían dejar de serlo para nosotros mismos si no empezamos a corregir nuestros impactos.
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(2) Las Cuatro Plagas. Año 1958, mientras el primer satélite artificial de la historia se desintegra en la atmósfera después de haber completado 1400 órbitas a la Tierra (aproximadamente 70 millones de km.) Mao Zedong inicia su proyecto del «Gran Salto Adelante» con el objetivo de potenciar la producción agrícola e industrial de China. Una de las campañas derivadas de este proyecto, denominada «las Cuatro Plagas», consistía en la eliminación absoluta de cuatro especies consideradas letales para la agricultura: ratones, moscas, mosquitos y gorriones. En el último caso las cifras eran evidentes (o eso parecía): cada gorrión (Passer domesticus) comía de media 4.5 kg de grano al año, de modo que cada millón de gorriones muertos significaría 4.500.000 kg extra de grano, o dicho de otra forma, comida para 60.000 familias más. El gorrión común pasaba a ser oficialmente una plaga destructiva e incompatible con el progreso, por lo que debía ser extinguida para favorecer mejores cosechas. Simple.
Movilizada la población con carteles y lemas como «Los gorriones son una de las peores plagas de China» se realizaron envenenamientos masivos acompañados de campañas de destrucción de nidos que tuvieron como consecuencia el rápido descenso de la población. Tan sólo dos años después Mao Zedong frena la persecución de gorriones alertado por informes que demuestran que estos pájaros cazan grandes cantidades de insectos, es decir, al contrario de la creencia generalizada no se alimentan exclusivamente de grano. Ya era tarde, el desequilibrio ecológico causado desencadenó una devastadora plaga de langostas, y esto, unido a la implantación de políticas y técnicas agrarias poco eficientes y otros factores como condiciones meteorológicas adversas prolongadas (sequías e inundaciones) derivó en «La Gran Hambruna China», tres años de hambre y miseria en la que se calcula pudieron morir entre 16 y 30 millones de personas. (+ info: wikipedia)
Toni Rubio.
Ambientólogo en La Granja de Bitxos