Endémicos de la cuenca mediterránea, estos gecónidos de hábitos principalmente nocturnos son fieles compañeros del ser humano desde que habitábamos cuevas. Hábiles trepando por muros, troncos, paredes e incluso vidrios, permanecen activos las noches de primavera y verano acechando cualquier insecto que se pueda poner a su alcance, desde pequeños mosquitos hasta grillos y enormes polillas.

Tiende a ocupar las proximidades de los faroles, consciente de que la mayoría de sus presas se sienten atraídas por la luz. Cuando encuentran una buena zona de caza, la defienden de intrusos emitiendo sonidos y persiguiendo sus competidores. (ver vídeo al final de página)

Existe demasiada mitología negativa sobre estos beneficiosos reptiles, tan tétrica como falsa. Enumeraremos unas cuantas

– «pican» (no tienen ni aguijón, ni incisivos punzantes, ni glándulas venenosas)
– «se meten en los saleros y envenenan la sal» (no son capaces de producir veneno)
– «si te muerden/escupen te quedas calvo» (no pueden escupir, tampoco inducir alopecia, podrían morder si son atrapados, pero ni hacen daño)
– «te ponen huevos en los oídos mientras duermes» (claro que no)

Es muy común encontrar gente con fobia a estos inofensivos animales, que matan a escobazos en cuanto entran en casa. Existen muchas fobias incomprensibles, ésta es probablemente una de las que más: matar un animal que no puede dañarte, pero que por el contrario se alimenta de otros que sí que te dañan (parásitos y plagas). Confiemos en que con educación estos comportamientos se extingan antes que nuestra fauna auxiliar.

 

Emplean grietas y orificios para resguardarse y criar, por lo que es mucho más fácil verlas en casas antiguas, masías, cortijos y en general edificaciones tradicionales, con muchos recovecos, que en construcciones modernas, con muchas menos opciones de refugio y zonas de cría para las salamanquesas. Una forma de atraerlas y aumentar su población en nuestras casas es ofreciéndole directamente estos refugios donde poder resguardarse y reproducirse sin riesgos como inundaciones o ataques de depredadores. Para ello, hemos diseñado cajas nido especiales para salamanquesas:

 

Simulan una grieta en la pared por la que las salamanquesas pueden entrar rápidamente en caso de peligro o si se sienten molestadas. En su interior tiene dos cámaras de cría, donde las hembras pueden depositar sus puestas en los meses de más calor, en invierno las utilizan para protegerse de viento, lluvia y depredadores mientras permanecen aletargadas.

 

Huevos eclosionados de salamanquesa:

Vídeo de varias salamanquesas en una caja nido:
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