¿Qué es un «Hotel» de insectos?
Aunque los emplean muchos insectos como refugio (por ejemplo mariquitas o crisopas), los principales ocupantes de los hoteles de insectos son las abejas y avispas solitarias, que los utilizan para construir las celdas donde se desarrollará su descendencia. En la naturaleza, estos himenópteros solitarios buscan todo tipo de agujerillos y galerías excavadas normalmente en madera muerta por una gran variedad de xilófagos, sobre todo larvas de escarabajos. Cuando eliminamos la mayor parte de esa madera muerta del entorno generamos un grave impacto en todas estas especies que dependen de ella, no únicamente los cientos de especies que la descomponen, también agredimos a los que se alimentan de estas últimas, es decir, muchas especies insectívoras entre las que se encuentran vertebrados como aves, reptiles o micromamíferos. Las abejas y avispas solitarias también salen perjudicadas con nuestro concepto de «suciedad» en la naturaleza, existiendo bosques enteros en los que cuesta realmente encontrar un árbol muerto.
En las ciudades y huertos el problema se agrava porque resulta todavía más complicado encontrar esas pequeñas galerías tan buscadas por tantas especies de abejas y avispas solitarias. Los «hoteles» son una forma de compensar la carencia de huecos naturales aportándolos de forma artificial.
¿Por qué ayudar a las abejas y avispas solitarias?
Las abejas solitarias son polinizadoras, vitales para que la mayoría de nuestros cultivos fructifiquen (las verduras que comemos o la alfalfa que alimenta nuestro ganado son un ejemplo) sin ellas, la humanidad colapsaría sin más. Se habla mucho últimamente del declive de las abejas y existen ya por suerte campañas potentes (como la de greenpeace) para eliminar los pesticidas que más les afectan, pero todavía tendemos a asociar «abejas» con las «abejas melíferas», cuando en realidad existen más de 25.000 especies diferentes de abejas, la Apis mellifera es una de ellas, del resto la gran mayoría son abejas solitarias. Es hora de empezar a prestarles la atención que merecen.
Aunque en menor medida que otros insectos, las avispas solitarias también polinizan ya que los adultos liban en flores en busca de los energéticos hidratos de carbono que ofrece el néctar. Al contrario que las abejas, las avispas no necesitan acumular polen o néctar para su descendencia porque sus larvas son carnívoras, y esto las convierte en valiosísimas cazadoras de plagas que atraparán orugas de lepidóptero, gorgojos o incluso grillos y saltamontes dependiendo de especie. ¿Qué más se puede pedir en un huerto o jardín?.
En resumen, las abejas y avispas son fauna auxiliar, es decir, organismos que nos benefician debido al control biológico de plagas que ejercen, a que polinizan cultivos y ecosistemas o a que mantienen la salud y fertilidad del suelo.
¿Son peligrosas las abejas y avispas solitarias en mi jardín o huerto?
No. Las abejas y avispas solitarias no se pueden permitir el lujo de ser agresivas como las obreras de las colmenas o avisperos (sociales). Esto se debe a que mientras las abejas y avispas sociales cuentan con una hembra fértil bien protegida y muchas obreras sustituibles (hembras estériles cuya función es trabajar y defender el nido), las solitarias son independientes y cada hembra debe cuidar de su prole, siendo poco inteligente jugarse la vida cuando tienes tantas bocas que alimentar.
Ciclo de vida de las abejas solitarias:
Hotel de insectos ocupado por abejas solitarias, en él se observan cómo las celdas, limitadas por tabiques de barro, cuentan con un buen depósito de polen del que se alimentarán las crías. En la imagen se observan algunas larvas de mayor tamaño que ya han terminado con la reserva de polen (lo amarillo) y pasarán a ser pupas, de las que emergerán como adultas una vez completada la metamorfosis para repetir el proceso que constribuirá a polinizar nuestros cultivos y ecosistemas de los que dependemos.
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Ciclo de vida de las avispas solitarias:
Ciclo típico de las avispa solitarias que habitan hoteles de insectos, en este caso Rhynchium oculatum. La avispa hembra ha almacenado suficientes orugas de lepidóptero paralizadas en su interior como para alimentar a su descendencia. Aunque los adultos liban el néctar de las flores sus larvas son carnívoras, lo que provoca que estas avispas pasen gran parte del día buscando y trasportando orugas vivas del huerto o jardín al hotel de insectos. Son muy pacíficas, tanto que permiten la manipulación de los hoteles mientras están entrando y saliendo cargadas de presas, sin el más mínimo indicio de agresividad.
A: adulto
B: huevo de la avispa
C: orugas acumuladas sirven de alimento a la larva
D: La larva ya ha terminado con todo el alimento, pupará y emergerá como adulto rompiendo el tabique de barro que la separa del exterior.
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Para poder ver qué ocurre en el interior de los hoteles de insectos y aprender más sobre la alimentación y ciclo biológico de los «inquilinos» se emplean «hoteles» de observación, diseñados especialmente para poder curiosear.
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Materiales:
Aunque predomina el barro arcilloso como material de construcción, los himenópteros solitarios que tienden a utilizar los hoteles emplean mucha más variedad de materiales (dependiendo de especie) como resinas, hojas mascadas, hojas recortadas, vello o «pelusa» de algunas plantas, etc. La finalidad es siempre la misma, proteger a las larvas en el interior de la celda de depredadores, parásitos, hongos y otras agresiones hasta que se desarrollen por completo y al mismo tiempo evitar que las primeras larvas en salir del huevo terminen con todo el alimento de sus hermanas (de ahí la compartimentación en celdas de las galerías empleadas, tanto por parte de las abejas como de las avispas).
Y ahora que ya sabes lo importantes que son estos insectos con tan mala (e injustificada) fama, ¿te animas a colocar uno de estos hoteles en la terraza, huerto o jardín? puedes empezar construyendo uno muy sencillo pero igualmente útil que proponemos a continuación:
O consultar nuestro catálogo:
Antonio Rubio Ferri.
Ambientólogo en La Granja de Bitxos.